martes, 14 de septiembre de 2010


Tierra de lobos
Por: ciro tabano

Decir que las crisis económicas las terminan pagando los trabajadores no es un postulado. Al contrario es una realidad, que termina transformándose en un teorema  de lógica.
Para los defensores del “capitalismo humanizado” que es un eufemismo para dotar a la acumulación desmedida de un toque mucho más suave, poner en el ojo de la tormenta al trabajador podría parecerles un insulto.

Muchas veces hemos oído hablar de modelos económicos. Como si existiesen una variedad de opciones distintas que se ensamblan de acuerdo a las circunstancias para determinados países.
Se habla del modelo neoliberal, como si éste fuese algo nuevo separado al capitalismo.
Y con este juego de palabras se busca hacer creer que existen modelos duros  y otro mucho mas humanizados.
Pero en realidad se habla de capitalismo, pero lo interesante es que a esta palabra se la acompaña de otra que la refuerza y la dota de estructura y es: sistema.

¿Qué es un sistema?

Es un conjunto de reglas o principios, estructurados que están entrelazados y forman un todo.
A modo de ejemplo podemos citar al lenguaje, que está formado por reglas sintácticas y ortográficas.
O también el sistema jurídico que lo compone principalmente la constitución y un conjunto de códigos llamados leyes.    
Así como estos sistemas que conocemos y respetamos están formados por reglas definidas. Lo mismos ocurre con el sistema capitalista.
Sus reglas, rigen los mercados y nos afectan directamente.

¿En qué se basa este teorema que afirma que las crisis económicas las terminan pagando los trabajadores?
Esta afirmación quedó demostrada otra vez, en el rescate (plan paulson) de los grupos capitalistas a las bancas especulativas.

Algo que va en contra de las reglas en el mercado de dominio capitalista. Porque según las reglas propias del capitalismo tal como dijo Jean-Baptiste Say, un economista del siglo IX.

“La naturaleza de los productos está siempre regulada por las necesidades de la sociedad… Por lo tanto, la interferencia legislativa es totalmente innecesaria”

Este sistema de libre comercio o como se conoce entre los economistas: Laissez Faire (expresión francesa que significa: deja hacer) pregona la completa libertad ente los mercados, sin la intervención legislativa.

Bueno por lo visto en este rescate efectuado por los grupos capitalistas, se olvidaron de lo que pregonaba (y defendía) el extinto Jean-Baptiste Say.
Y esta es una de las tantas contradicciones del sistema capitalista. La exigencia de la no intervención de controles (sistemas) que regulen la economía, pero en el momento de la catástrofe corren en busca de la intervención de las reservas de los estados.
Quedó demostrado también en la crisis de los noventa, la famosa crisis de las puntocom.
Donde el auge de la Internet, generó negocios millonarios y burbujas financieras que se desplomaron al no disponer de control.
La sobrevaloración de estas empresas generó desconfianza en los mercados que terminó desplomando y  este desplome genero fusiones y despidos masivos.
Esto llevó a que las acciones emitidas por  estas burbujas económicas dejaran de tener valor y solo fuesen “papelito”.
El capital ficticio no esta respaldado por la explotación del trabajo asalariado, ni mantiene un proceso de creación por medio de la actividad productiva. Es pura especulación.
Se forma un gran volumen de dinero especulativo, la ilusión de la creación de un nuevo valor se sostiene mientras dure la confianza y seguirá en movimiento.
Pero al entrar en pánico el mercado busca ser validado (respaldado) por un plusvalor que nunca generó.

Otra crisis conocida fue “el efecto tequila” que se gestó en México con la liberación del sistema financiero y dejado a la mereced de los bancos especuladores.
Que entregaban prestamos basuras. Endeudando a la población. El sistema colapsó en 1994 con la devaluación de la moneda mexicana. Y la explosión de la inflación arrastró a los mercados que estaban especulando en los mercados Aztecas.
Otra vez el capitalismo salió a suplicar la intervención de las reservas.
Bajo estas circunstancias los defensores de este sistema replican que sin la intervención del estado con un importante rescate, toda la economía estaría en crisis y encaminada inexorablemente a un apocalíptico crack.

Pero según la opinión de estos mismos defensores del sistema y las reglas que los guían, el mercado tiene que regularse sólo. Eso quiere decir que las corporaciones que hicieron malas inversiones y fueron especulativas (con los riesgos que eso conlleva) tienen que pagar las consecuencias. Asumir la responsabilidad de riesgo.
Al igual que un empleado asume la responsabilidad del trabajo que desempeña en su puesto de trabajo.
Pero no sucedió eso, al contrario como lobos que cazan organizados en jaurías, atacaron los mercados en busca de presas.

Lograron el control jurídico necesario desde la salida del convenio de Bretón Woods  para crear burbujas especulativas.
Haciendo crecer y desplomarse economías de países en vías de crecimiento embargando el PBI para saldar devaluaciones sobre la moneda. Obligando a estos países a tener reservas en dólares en sus bancos centrales y de esta forma toman el control de una economía dolariza.   
Y esa salida del convenio fue a medias, porque aprueban que los países endeudados (con un alto grado de deuda) sigan tomando créditos del FMI surgido del mismo convenio del año 1944. Y así el sistema se auto alimenta.
Y al igual que las jaurías los lobos, después de que el alimento escasea. Comienzan a devorar a los miembros más débiles del grupo.
Estas corporaciones comenzaron a buscar el desplome de los más endeudados para captar las ganancias y evitar su propio desplome.
Ahora surgen preguntas.
¿Se podía evitar pasar por esto? ¿Acaso no existe experiencia de metodologías?
La repuesta es que sí, se sabe que pueden ocurrir crisis en determinados periodos de tiempo; llamados ciclos económicos. Y esto también es parte de las reglas que rigen al sistema capitalista.
Pero el capital actúa de una forma que se podría ilustrar como una persona que le comunican que va a morir en un determinado tiempo y vive con todos los excesos sin medir consecuencias despilfarrando recursos generando deudas y no piensa en los que pueden llegar a quedar después de él, llámese  esposa e hijos. Esto es vivir en una vorágine depredadora. Como una jauría de lobos.

Es este sistema lo que esta mal, junto con todas sus reglas, que prioriza el capital por sobre la propia humanidad. Que genera ganancias ficticias (burbujas financiaras) que no están respaldadas por el trabajo.
Que se apodera del dinero del trabajador, generando inflación para que este se vea obligado a trabajar mayor cantidad de horas y venda su mano de obra a bajo precio, apoderándose de este excedente llamado plusvalía.
Porque las deudas de los países dominantes generan recesión en los países emergentes que pierden poder de crecimiento durante años.
El mundo es así porque algunos grupos de poder sacan conveniencia de eso, como dice el dicho popular: a río revuelto ganancia de pescador.
Por eso cuide sus ahorros, porque afuera están los lobos tratando de devorarlo.

  



  

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